
Todos somos conscientes o “deberíamos serlo” de la fiesta del gasto que, con la justificación del COVID, aunque se inició mucho antes, estamos teniendo en los últimos ejercicios presupuestarios con el consiguiente aumento del déficit. Como pincelada adjunto datos del déficit año 2020 y a junio de 2021 en porcentaje para su comparación.
Es obvio que con el apoyo del Banco Central Europeo estamos pudiendo hacer frente al déficit generado con el aumento del endeudamiento, pero todos sabemos que este aumento no puede demorarse en el tiempo, y dependemos de que los inversores quieran seguir apostando por España como país, o decidan en un momento dado cerrar el grifo y dejar de financiar el déficit del presupuesto.
Además, ahora que nos preocupa tanto y con razón, el dejar a nuestros hijos un ecosistema por lo menos igual o mejor que el que recibimos de nuestros padres, parece que no nos preocupa derrochar recursos y ser insolidarios con nuestros hijos, dejándoles un entorno económico mucho peor, del que tenían nuestros padres no habiendo intención política por corregirlo, y en este punto no debemos olvidar que los que nos gobiernan son elegidos por nosotros cada cuatro años y por tanto también somos responsables.
El equilibrio del presupuesto se debe conseguir trabajando con las dos palancas de que se disponen, una es el aumento de los ingresos, que se puede conseguir aumentando la actividad económica y por tanto aumentando los ingresos por impuestos que esta actividad económica genera o aumentando la presión fiscal, que parece ser la apuesta del gobierno
La otra palanca es la reducción del gasto, pero por los anuncios que se están haciendo, aumento de la plantilla pública, y aumento del gasto público, parece que no es contemplada.
Usted, querido lector que me está dedicando unos minutos, cuando se incrementan sus gastos o costes (luz, combustibles, materias primas, posible subida del salario mínimo interprofesional o de las cuotas de la seguridad social) en su empresa o en su casa, como no tiene el poder legislativo y coercitivo de un gobierno, y no suele poder repercutir el aumento de costes con un aumento de precios y por ende de ingresos, tiene que adoptar medidas de reducción de gasto pudiendo tener que replantearse toda su estructura de costes con un presupuesto base cero, pero por desgracia esta actitud nunca la vamos a ver en las Administraciones Públicas que optan por aumentar impuestos con una visión muy a corto plazo y sin tener en cuenta que esta decisión acaba recayendo en el bolsillo de todos en mayor o menor medida, y nunca en los bolsillos de unos pocos.
A modo de conclusión, pediría a todas las Administraciones Públicas que se replantearan toda la estructura actual y la realización de presupuestos base cero para optimizar la estructura de gastos y no dejar la reducción del déficit supeditado sólo a la creación de nuevos impuestos y a un aumento de los ya existentes.
Nota. –
Presupuesto Base Cero es un documento que refleja cuánto y dónde se asignan los recursos de una empresa o de un organismo público, con el objetivo de alcanzar más rentabilidad y eficiencia reasignando las partidas de gastos.
Fuente y foto: Diario ABC 31/07/2021